Víctor corría por una calle, su brazo izquierdo le sangraba. Miró a ambos lado de la calle, las casas eran iguales, una tras otra; pero tení...

Experimento

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Víctor corría por una calle, su brazo izquierdo le sangraba. Miró a ambos lado de la calle, las casas eran iguales, una tras otra; pero tenían pequeñas diferencias, algunas tenían las ventanas rotas, otras tenían en sus fachadas manchas de sangre y las más tétricas eran las que tenías su puerta hecha pedazos. Siguió corriendo, al acabar la calle se encontró con un muro, pateó el muro y giró a la derecha.



Víctor vivía en un fraccionamiento amurallado, tenía un hospital, una escuela, un centro comercial y un supermercado, la intención era que vivieras en un lugar seguro, donde no entraría cualquier persona, para entrar, tenías que identificarte apropiadamente en la puerta. Solo los que trabajaban, tenían que salir y Víctor era uno de ellos. Era un hombre de negocios, joven y con una carrera exitosa, esta era la primera vez que se enfrentaba a una crisis como esta.

Mientras corría vio a lo lejos una de las seis puertas principales, el fraccionamiento tenía seis puertas principales, en las demás puertas no había podido salir. Se acerco a la puerta y descubrió con terror que estaban igual que las demás. Las dos grandes hojas de madera cerradas, los vigilantes que solían apostarse a ambos lados de estás, estaban desparecidos. Víctor oyó un ruido a su derecha, se giró par verlo y descubrió como una persona devoraba, el cuerpo inerte de otra. La persona que comía, no parecía mucho persona, su tez era de color gris, tenias partes donde la piel se le capia y había un cuchillo clavado en su cráneo. Víctor decidió alejarse en lo que el muerto viviente devoraba su presa, llevaba cerca de cinco horas escapando de ellos.

Todo comenzó cerca de las tres de la tarde, Víctor había regresado de trabajar, estacionó su coche frente a su casa, el día era soleado y no tenía ganas de estar dentro de su casa, se preparaba para ir al parque cuando vio a su vecino, que estaba afuera regando las plantas del jardín. Víctor decidió hablar con él, se acercó a él y comenzaron a platicar, después de una larga plática sobre el partido de futbol de la noche anterior. Ambos oyeron un gemido, buscaron la fuente del ruido y descubrieron a una mujer, su piel era de color gris, la piel se le desprendía en las piernas y su boca estaba manchada de sangre. Los dos se rieron al verla y siguieron con su plática, la mujer se acercó su vecino y lo mordió en el hombro, su vecino trató de quitársela golpeándola pero no pudo. Víctor intentó quitársela de encima pero no pudo, parecía que la mujer se había pegado a su vecino, trató de jalarla con más fuerza; pero lo único que consiguió fue quitarle un brazo. Los gritos de su vecino, atrajeron a más vecinos, muchos veían con morbosa curiosidad lo que pasaba mientras otros trataban de separarlos.
La mujer atacó a los que intentaban separarlos, después arrancón un pedazo del vecino de Víctor y lo masticó, su vecino siguió gritando de dolor, hasta que la mujer le mordió la garganta y masticó otro pedazo. La gente se asustó y comenzó a gritar, algunos sacaron sus teléfonos celulares para llamar a la policía, pero descubrieron que no tenían señal.
Víctor seguía en shock, aún tenía el brazo de la mujer en su mano. Lo tiró y corrió a esconderse en su casa, tomó su teléfono e intentó llamar a una ambulancia, pero su teléfono no daba señal. Salió de su casa y descubrió que la mujer ya había acabado de comerse a su vecino, ya no había nadie en la calle. Entró en su auto y salió hacia la puerta más cercana.

Habían pasado horas desde ese momento, durante ese tiempo Víctor vio las escenas más tristes y grotescas. En el supermercado la gente se mataba por conseguir algunos víveres, vio como un niño murió aplastado por la muchedumbre. También vio como una mujer abrazaba a su diciéndole que todo estaría bien, mientras la gente escapaba de unos muertos vivientes. Los muertos vivientes habían aumentado en número desde la primera vez que los vio. Había chocado con otro coche mientras buscaba una salida, del otro coche había salido uno de esos muertos vivientes, en ese momento se había lastimado su brazo izquierdo. Durante un tiempo había viajado con un grupo de personas, pero descubrió que los grupos eran más susceptibles a recibir ataques de los muertos vivientes. Mientras buscaba una salida, había visto verdaderas masacres, en una puerta había vistos restos de cuerpos humanos y mucha sangre. Algunas personas asesinaban a otras solo por tener heridas, por lo visto aquellos que habían sido mordidos por un muerto viviente se transformaban en uno después de un tiempo.

Después de alejarse de la última puerta, se recargó en un muro, su herida le dolía, ya había dejado de sangrar, pero sentía que había perdido mucha sangre. Vio a una persona que se acercaba a él, ya no tenía fuerza para levantarse. Si era un muerto viviente, dejaría que se lo comiera, ya no quería escapar. La persona se le acercó y vio que era uno de los muertos vivientes, dejó que se le acercará y esperó. Cuando el muerto viviente estuvo cerca de él, Víctor decidió golpearlo, no quería acabar así, sin haber peleado. El muerto viviente le mordió el brazo, lo cual hizo que estallará una especie de furia en Víctor con la que se separó de él y antes de que el muerto viviente se le acercará, el muro detrás de él desapareció y cayó por unas escaleras, solo vio como el agujero por el que había bajado desaparecía.

Cuando dejó de caer, trató de incorporarse, descubrió que había llegado a un cuarto, donde había pantallas de televisión, cada una mostrando distintos lugares del fraccionamiento. Descubrió a una joven con bata blanca a su lado, ella se le acercó rápidamente y le clavó una jeringa.

—Con esto retardaré el efecto de la infección —murmuró la joven— Desafortunadamente perderás la conciencia

—¿Quién eres? — preguntó Víctor, pero no alcanzó a oír la respuesta, por que se desmayó.

La mujer sacó un teléfono celular, marcó un número y espero a que le contestaran.

—¿Doctor Brooks? — hizo un pausa para que le contestarán del otro lado— El experimento fue un éxito, el porcentaje de sobrevivientes bajó drásticamente en las primeras dos horas. Al final el porcentaje es de menos del uno por ciento. Le envié un informe completo. .. Conseguí un espécimen infectado en la fase uno… ¿Cómo le fue a Sergei, con lo a prueba en militares?... Ya voy para la Base, nada más limpio la evidencia Nos vemos allá.

Colgó la mujer y se acercó a una de las pantallas y dijo:
— Hellfire — después del suelo se abrió una puerta, aventó al Víctor por el hueco y ella bajó. En las pantallas apareció la palabra “AUTODESTRUCCIÓN”. La puerta se cerró y después toda la habitación explotó, el fuego comenzó a devorar las casas, los muertos vivientes y a los escasos sobrevivientes. Al final solo quedaron cenizas de ese fraccionamiento y de todos sus habitantes. No obstante la pesadilla apenas comenzaba.


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Historias escritas por Alejandro Galindo. Con tecnología de Blogger.