Para Jonsi era el primer desfile al que asistía y era la primera vez en la que veía tanta gente reunida en un solo lugar. Nunca había im...



Para Jonsi era el primer desfile al que asistía y era la primera vez en la que veía tanta gente reunida en un solo lugar. Nunca había imaginado que tantas personas vivieran en Prylocke. Incluso todos los balcones de los edificios que bordeaban Vía Elgar se encontraban ocupados.

La condesa sonrió. Por el pequeño ojo de buey del camarote se apreciaba un cielo de un azul intenso, ni una nube anunciaba una tormenta...



La condesa sonrió. Por el pequeño ojo de buey del camarote se apreciaba un cielo de un azul intenso, ni una nube anunciaba una tormenta. Se recostó en el sillón de orejas morado y bebió un sorbo de su taza de té.

En el centro de la cancha de basquetball, un pastor alemán y un golden retriever se lanzaban mordidas buscando la garganta de su oponente...


En el centro de la cancha de basquetball, un pastor alemán y un golden retriever se lanzaban mordidas buscando la garganta de su oponente. Sus gruñidos se escuchaban por todo el parque, acompañadas de las palabras furiosas de sus dueñas. Las dos mujeres se encontraban enfrascadas en una riña, sobre qué perro había comenzado, sin preocuparse por detener a los perros. Las dos eran de diferente edad; una parecía una estudiante que había sacado a pasear a su perro antes de regresar a casa y hacer la tarea, la otra era una mujer madura que, tal vez, había decidido pasear al perro de la familia.
Historias escritas por Alejandro Galindo. Con tecnología de Blogger.