Mario no podía creerlo, a sus cuarenta años había visto muchas cosas, pero nada como su situación actual. Hasta hace unas horas estaba segu...

Mario no podía creerlo, a sus cuarenta años había visto muchas cosas, pero nada como su situación actual. Hasta hace unas horas estaba seguro de que Andrés había muerto, se había sentado en su escritorio, había obtenido la promoción que Andrés pudo haber tenido y lo más importante había visto su cuerpo durante el funeral. No obstante, Andrés se encontraba de otro lado de la puerta golpeándola con fuerza.

Caminas apresurada, vas a llegar tarde a tu cita. Miras tu reloj, señala las doce menos quince. Piensas una serie de improperios hacia el tr...

Caminas apresurada, vas a llegar tarde a tu cita. Miras tu reloj, señala las doce menos quince. Piensas una serie de improperios hacia el transporte público, te esperaban desde hace diez minutos, decides apresurar el paso esperas no hacerlo enojar, pero también esperas que no te salga con la típica respuesta “Llegué hace poco”, te molestan los hombres que mentían para complacer, tan fácil como decirte “No te preocupes, me entretuve viendo, la gente pasar” o “Me aburrí mucho”.

Andrea se preparaba para salir, su amiga Pamela la había invitado a pasar la noche en su casa. Era la primera vez que Pamela le hablaba, de...

Andrea se preparaba para salir, su amiga Pamela la había invitado a pasar la noche en su casa. Era la primera vez que Pamela le hablaba, desde la muerte de su madre; para Andrea eso significaba un avance, ya se había comenzado a preocupar de que Pamela se alejara de las personas. Por lo visto la muerte de su madre había sido un golpe muy fuerte para ella.

Víctor corría por una calle, su brazo izquierdo le sangraba. Miró a ambos lado de la calle, las casas eran iguales, una tras otra; pero tení...

Víctor corría por una calle, su brazo izquierdo le sangraba. Miró a ambos lado de la calle, las casas eran iguales, una tras otra; pero tenían pequeñas diferencias, algunas tenían las ventanas rotas, otras tenían en sus fachadas manchas de sangre y las más tétricas eran las que tenías su puerta hecha pedazos. Siguió corriendo, al acabar la calle se encontró con un muro, pateó el muro y giró a la derecha.

Historias escritas por Alejandro Galindo. Con tecnología de Blogger.