Recorres con un paso tranquilo el pasillo que une la línea 8 con la B de Garibaldi, caminas sin pensar. Te sabes el camino de memoria y...



Recorres con un paso tranquilo el pasillo que une la línea 8 con la B de Garibaldi, caminas sin pensar. Te sabes el camino de memoria ya que es uno de los lugares que frecuentas. El metro siempre ha representado una buena opción para esperar a que el sol se oculte y encontrar algo de comer.

La voz del párroco se apagó, dando por terminada la misa de la tarde. La gente ya libre del formal silencio impuesto por la misa, comenza...



La voz del párroco se apagó, dando por terminada la misa de la tarde. La gente ya libre del formal silencio impuesto por la misa, comenzaba a entablar conversaciones con sus vecinos, a la vez que se levantaban de los bancos de madera para dirigirse a la puerta de la parroquia. Lámparas de araña con luces que imitaban velas y gemas de plástico, colgaban del techo abovedado de la parroquia, iluminando a los asistentes mientras salían; el sol tenía poco tiempo de haberse ocultado.

La sensación de mareo desapareció en unos segundos. A David le tomaba menos tiempo recuperarse después de usar su poder. Las primeras vec...



La sensación de mareo desapareció en unos segundos. A David le tomaba menos tiempo recuperarse después de usar su poder. Las primeras veces que usaba su habilidad para teletransportarse, vomitaba y pequeños temblores le recorrían el cuerpo, evitando que se pudiera parar. Ahora sólo le quedaba un leve mareo que desaparecía en unos segundos.

Viajar en el tiempo siempre pareció una buena idea. Siempre soñé con tener esa habilidad, aunque cuando tenía menos de veinte, sólo era ...




Viajar en el tiempo siempre pareció una buena idea. Siempre soñé con tener esa habilidad, aunque cuando tenía menos de veinte, sólo era para divertirme o ganar apuestas como en Volver al Futuro II, después de los veinte, mis objetivos eran otros, como los de muchos después de los veinte, regresar al pasado y cambiar mi vida. Tomar esos besos que no me atreví a tomar, elegir esos caminos que no tomé por flojera, evitar esos momentos vergonzosos, aunque claro, no lo hacía yo… bueno, era yo, pero no la versión del futuro que podía pasear en el tiempo, era mi versión del pasado, la que no conocía el remitente de los mensajes de texto que guiaban sus pasos o el joven que parecía estar en el momento correcto para darle un consejo.
Historias escritas por Alejandro Galindo. Con tecnología de Blogger.