Hola Eran sólo cuatro palabras. Presionó 'Enter' saboreando su posible triunfo por adelantado. Al instante el mensaje fue ...



Hola

Eran sólo cuatro palabras. Presionó 'Enter' saboreando su posible triunfo por adelantado. Al instante el mensaje fue enviado. Se sintió satisfecho.

En la habitación las sombras acampaban a sus anchas, la tenue llama de una lámpara de gas intentaba, en vano, reducir el territorio de la...




En la habitación las sombras acampaban a sus anchas, la tenue llama de una lámpara de gas intentaba, en vano, reducir el territorio de las sombras. Gruesos cortinajes cubrían la luz que entraba por las ventanas.

Todo esto era nuevo para el oficial Yuri Stone. Tenía menos de seis meses que había ingresado al Departamento de Policía de Ciudad Centr...


Todo esto era nuevo para el oficial Yuri Stone. Tenía menos de seis meses que había ingresado al Departamento de Policía de Ciudad Central. Había salido con honores de la Academia de Policías, aunque ninguna de sus asignaturas lo preparaba para lo que ocurriría esta noche. 

Sus pasos aprisionaban el pasto, que al estar lleno de vida, no profería advertencia alguna; el calor de su cuerpo, lo abandonaba, temer...

Sus pasos aprisionaban el pasto, que al estar lleno de vida, no profería advertencia alguna; el calor de su cuerpo, lo abandonaba, temeroso de llegar al sitio del encuentro. La calma de la noche apenas era perturbada, la luna iluminaba lo suficiente para que distinguiera a lo lejos un carruaje negro detenido, como una fruta podrida en una pintura de un bodegón. Dos caballos igual de negros, se mantenían cerca, tan estáticos que cualquiera los podría tomar como estatuas.

Historias escritas por Alejandro Galindo. Con tecnología de Blogger.