Todo esto era nuevo para el oficial Yuri Stone. Tenía menos de seis meses que había ingresado al Departamento de Policía de Ciudad Centr...

Miércoles de Minirelatos: Yuri Stone

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Todo esto era nuevo para el oficial Yuri Stone. Tenía menos de seis meses que había ingresado al Departamento de Policía de Ciudad Central. Había salido con honores de la Academia de Policías, aunque ninguna de sus asignaturas lo preparaba para lo que ocurriría esta noche. 


Su misión era sencilla proteger la casa del alcalde durante la cena por el aniversario de la ciudad. Por lo menos hubiera sido sencilla hace unos meses, antes de que aparecieran ellos. Mignight Stairway. Un grupo de humanos con superpoderes. Pero no cualquier grupo, los medios suelen llamarlos supervillanos y no estaban equivocados.

Recorrió con la mirada varios de sus compañeros. Todos sentados en los banquillos de la camioneta, sujetando con firmeza sus armas. El traqueteo del vehículo impedía que se notara el nerviosismo de ellos. Ninguno sabía cómo había que manejar la situación. Las cosas habían cambiado en tan pocos meses.

Midnight's Stairway había aparecido hace menos de dos meses. Aunque no fueron los primeros superhumanos. Los primeros habían sido Strange Squad, un grupo de adolescentes que defendía la ciudad del crimen. Los medios y la gente se había vuelto loca con ellos, eran los primeros y aparte eran de los chicos buenos. Una fantasía hecha realidad. Todos en la ciudad estaban felices aunque un poco asustados. ¿Qué sería del mundo ahora que había personas con superpoderes? Midnight's Stairway les dio su respuesta tan temida.
La camioneta se detuvo con brusquedad, regresándolo a la realidad. Ni uno solo de sus compañeros sorprendió, sólo descendieron con la velocidad y la exactitud obtenida a lo largo de años de práctica. Se limitaban a seguir su entrenamiento, era lo único que les quedaba, ahora que las condiciones del juego eran diferentes. Ellos eran simples humanos enfrentados con personas capaces de hacer lo imposible. Todos actuaban de acuerdo al plan, confiaban en que eso les permitiera hacer una diferencia.

El oficial y sus compañeros descendieron el jardín de la casa del alcalde. Todo el lugar estaba lleno de camionetas como en la que había viajado y de oficiales del cuerpo de operaciones que recorrían el lugar, agrupándose y revisando el lugar. Los cuerpos cubiertos de armadura antimotines desentonaban con el jardín rebosante de opulencia. Helicópteros sobrevolaban la zona esparciendo sus haces de luz en los edificios contiguos.

Yuri siguió a sus compañeros, tenían instrucciones de reunirse con el teniente Goldsmith. Junto con sus compañeros trotó por los empedrados senderos hasta el lado oeste del jardín. Junto a una fuente, un hombre de facciones duras y ojos grises igual de fríos los esperaba. El teniente Goldsmith no fue capaz de recibirlo con la mirada estoica que todos conocían, incluso él tenía miedo.

—Muy bien —comenzó a hablar con tono seco—. No estamos seguros de que el grupo terrorista conocido como Midnight's Stairway haga acto de presencia, pero no podemos dejarlo a la suerte. Nos dividiremos en dos equipos y vigilaremos este sector.

Estamos solos, pensó Yuri. Los únicos que separaban a los terroristas del alcalde, era un grupo de humanos normales. Strange Squad no los podía ayudar, ellos estaba buscando los escondites de Midnight's Stairway. 

Ustedes seis —dijo el teniente señalando a unos oficiales a la derecha de Yuri—, serán el equipo Bravo-1. Vigilaran el sector D-11. Ustedes —señaló a Yuri y los que lo rodeaban—, serán Galgo-3, su sector es D-12. Si tienen dudas sobre su sector, recuerden la cuadrícula que se les mostró en el cuartel. Nuestra principal amenaza es el individuo que puede teletransportarse —mostró ante ellos una fotografía borrosa en la que aparecía un hombre con una barba de candado y unas gafas que ocultaban sus ojos—, él puede crear una brecha en nuestra defensa. En caso de avistarlo, están autorizados a usar la fuerza letal. 

—¿Las balas pueden hacerles daño? —se aventuró a preguntar Yuri. Sus compañeros lo miraron aliviados al notar que alguien hacía la pregunta que todos temía realizar.

—No te voy a mentir, muchacho —respondió el teniente—. No lo sé.


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